‘A todo diles que sí, pero no les digas cuándo’. Elecciones de Consejos de Juventud todavía en espera

El fortalecimiento de la participación ciudadana y de la democracia en Colombia no solo pasa por permitir el control político a las elecciones mediante el acceso a la información, sino también por brindar información suficiente, clara y pertinente para que los jóvenes continúen siendo agentes de cambio desde sus actividades cotidianas. Ilustración: Daniela Hernández.

Ante la emergencia declarada por la pandemia de la Covid-19 se pospusieron estos comicios, los primero de este tipo en Colombia. Sobre ello reflexiona la Corporación Ocasa.

Por Carlos Rodríguez, Corporación Ocasa

El año 2020 sería para la juventud en Colombia el año en que se materializaría finalmente uno de los hitos más importantes de la participación y representación de los jóvenes en el país: por primera vez, y luego de casi siete años de la expedición del Estatuto de Ciudadanía Juvenil, se realizarían en el territorio nacional las primeras elecciones de Consejos Locales de Juventud.

Sin embargo, ante la emergencia declarada por la pandemia de la covid-19, y pese a que ya existían avances significativos para llevar a cabo el desarrollo de estas, las elecciones fueron postergadas dos veces, inicialmente para el 2020, y posteriormente para el año 2021. En medio de la coyuntura impuesta por la emergencia, desde la Corporación Ocasa queremos plantear unas reflexiones en torno al proceso, con el fin de que se pueda fortalecer la fase de aprestamiento de las tan esperadas elecciones de los jóvenes.

Los Consejos Locales de Juventud son los espacios institucionales llamados a propiciar la interlocución y concertación de las agendas de los jóvenes, sus diferentes organizaciones y expresiones con las administraciones y entidades públicas, tanto del orden nacional como territorial. Por su importancia, no solo se requiere que el Gobierno Nacional continúe con el compromiso de desarrollar las elecciones en 2021, sino además que redoble sus esfuerzos en materia de transparencia presupuestal, pedagogía y colaboración con la población joven.

Por un lado, el Gobierno se tiene que asegurar de que no exista duda alguna sobre la contratación con la que se materializará la jornada electoral. Mediante solicitudes de información realizadas en el mes de febrero de 2020, conocimos que, según la Registraduría del Estado Civil, la primera parte del presupuesto para las elecciones de los Consejos Municipales y Locales de Juventud fue de 163.052.917.667 pesos, con una segunda partida una vez se definiera la división política electoral.

Sin embargo, en plena pandemia surgieron dudas relacionadas con el proceso de contratación y la idoneidad de la selección abreviada como la forma mediante la cual se estaba llevando a cabo. Luego de que veedores, la sociedad civil y medios de comunicación prendieran las alertas al respecto, el Gobierno Nacional, la Registraduría y los organismos de control (Fiscalía, Contraloría y Procuraduría) anunciaron la decisión de suspender tanto el calendario electoral, como la contratación de cara a los comicios. Posteriormente, mediante la comunicación conjunta de los órganos de control del 2 de junio de 2020, se indicó la necesidad de priorizar la asignación de recursos públicos para la atención y control de la emergencia. Si bien esto es comprensible, habrá que hacer una indagación constante sobre la existencia o no de las partidas presupuestales que permitan hacer las elecciones.

Por otro lado, es necesario redoblar los esfuerzos en la preparación de votantes y candidatos. Si bien es cierto que desde Colombia Joven y el Ministerio del Interior se han desarrollado acciones —principalmente virtuales— tendientes a dar a conocer el proceso, aún existen grandes inquietudes por parte de los jóvenes sobre sus cuestiones operativas. Por ejemplo, todavía hay incertidumbre sobre la inscripción de votantes y candidatos, la cantidad de firmas a recolectar para las listas independientes, las responsabilidades de las entidades territoriales en el proceso, y los incentivos para los consejeros, entre otras.

Sumado a lo anterior, es necesario que la información brindada a los jóvenes vaya más allá de los temas netamente electorales, para incluir además una aproximación a la cualificación de temas y agendas de los jóvenes, que de pie a iniciar procesos de participación política basada en ideas, debates y acciones que permitan una incidencia real de los jóvenes en las políticas públicas de sus respectivas entidades territoriales.

Finalmente, es necesario continuar aprovechando las capacidades que tiene este grupo poblacional para relacionarse entre sí y con las diferentes entidades territoriales, en materia de activismo, iniciativa, curiosidad e innovación. Por ejemplo, estas habilidades de los jóvenes podrían ser de gran utilidad a la hora de promover la implementación del voto electrónico en estas elecciones. En este sentido, el fortalecimiento de la participación ciudadana y de la democracia en Colombia no solo pasa por permitir el control político a las elecciones mediante el acceso a la información, sino también por brindar información suficiente, clara y pertinente para que los jóvenes continúen siendo agentes de cambio desde sus actividades cotidianas.

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